¿Cirugía de columna? Piénsalo dos veces
Cuando se trata de problemas en la columna vertebral, la cirugía no siempre es la mejor opción. Si bien existen indicaciones médicas precisas para realizar una intervención quirúrgica, es importante analizar todos los factores antes de tomar una decisión definitiva. En casos de una hernia discal compresiva, un canal lumbar estrecho severo o de una espondilolistesis severa (grado III o IV), la cirugía puede ser necesaria para prevenir una lesión neurológica, evitar la progresión de un daño existente o mejorar la estabilidad de la columna gravemente afectada (Morrison et al., 2023). Sin embargo, basarse exclusivamente en el dolor para decidir una cirugía es un criterio engañoso, ya que el dolor lumbar puede tener múltiples causas y una operación no siempre es la solución definitiva.
La fusión espinal y sus riesgos a largo plazo
Cuando se realiza una fusión espinal, los huesos se fijan para limitar el movimiento y reducir el dolor. No obstante, con el tiempo, los segmentos adyacentes pueden empezar a desgastarse más rápido, lo que se conoce como Enfermedad del Segmento Adyacente (ASD, por sus siglas en inglés). Esta condición puede provocar dolor, rigidez y afectación de los nervios, complicando aún más la situación del paciente (Huang et al., 2024).
Un estudio reciente publicado en Molecular Medicine Reports señala que:
El riesgo de desarrollar ASD es mayor en personas con problemas previos en la columna o que han sido sometidas a cirugías extensas.
La fusión espinal altera la distribución de la carga en la columna, lo que hace que los segmentos adyacentes se desgasten más rápidamente.
En mi práctica clínica, uno de los problemas que noto más recurrente después de una fusión espinal es el dolor sacroilíaco secundario a la alteración biomecánica generada por la fijación de la columna. La reducción del movimiento natural en la columna lumbar obliga a la articulación sacroilíaca a compensar, lo que puede provocar dolor crónico y dificultad en la movilidad (Lee et al., 2022).
Otra posible complicación postquirúrgica es la fibrosis epidural, un fenómeno en el que la cicatrización del paciente genera tejido fibroso alrededor de las estructuras nerviosas. En algunos casos, esta fibrosis puede causar dolor radicular severo y persistente, siendo mucho más difícil de tratar que el dolor inicial. Este tipo de dolor neuropático no siempre responde bien a los tratamientos convencionales, lo que complica aún más la recuperación del paciente (Smith & Patel, 2021).
Para diagnosticar cualquiera de estos fenómenos es indispensable realizar resonancia magnética o tomografía computarizada con contraste para evaluar el estado óseo y de los tejidos blandos circundantes (Huang et al., 2024).
Las causas frecuentes del dolor lumbar y el fallo quirúrgico
Es crucial comprender que los mismos factores de riesgo que causaron el dolor inicial pueden llevar al fracaso de la cirugía si no se corrigen antes. Entre estos factores se incluyen:
Desequilibrios biomecánicos: Una alineación inadecuada entre la columna, la pelvis y las piernas, puede aumentar el estrés en segmentos específicos, promoviendo la degeneración acelerada y el dolor crónico postquirúrgico (Lee et al., 2022).
Debilidad estructural: La insuficiencia de los músculos estabilizadores de la columna, como el multifidus y los erectores espinales, puede comprometer la efectividad de la cirugía y predisponer a la recurrencia del dolor (Smith & Patel, 2021).
Obesidad: Un índice de masa corporal elevado aumenta la carga sobre la columna, alterando la distribución de fuerzas y acelerando la degeneración de los segmentos adyacentes. En general, las personas con obesidad tienen mayores tasas de fracaso quirúrgico y necesidad de revisiones posteriores (Huang et al., 2025).
Presencia de enfermedad degenerativa previa: Si existen signos de artrosis avanzada en los discos o en las articulaciones facetarias adyacentes antes de la cirugía, es más probable que estos segmentos se deterioren rápidamente después de la fusión (Huang et al., 2025).
Fibrosis epidural: La cicatrización excesiva tras la cirugía puede generar tejido fibroso que comprime los nervios espinales, provocando dolor radicular persistente (Smith & Patel, 2021).
Factores inflamatorios y metabólicos: Enfermedades metabólicas, como la diabetes mal controlada, pueden afectar la regeneración ósea y la cicatrización, aumentando el riesgo de pseudoartrosis (falta de fusión ósea) y otras complicaciones postquirúrgicas (Lee et al., 2022).
Fusiones extensas pueden provocar una sobrecarga biomecánica en los segmentos no fusionados, aumentando el riesgo de Enfermedad del Segmento Adyacente (Huang et al., 2025).
La realidad es que el dolor post-quirúrgico suele ser más difícil de tratar. El peso del material de osteosíntesis también puede contribuir a un patrón de carga anormal, agravando los síntomas, dificultando la rehabilitación y disminuyendo la eficacia de las opciones terapéuticas. Por ello, antes de optar por una cirugía, es fundamental abordar estos factores de riesgo y considerar terapias menos invasivas como la medicina regenerativa.
Otros generadores de dolor
El dolor lumbar es una condición compleja y multifactorial que puede involucrar diversos generadores de dolor. Además de las estructuras musculoesqueléticas, es importante considerar la posibilidad de dolor referido de origen visceral (sistema digestivo y urogenital) o incluso factores emocionales y psicosociales que pueden influir en la percepción del dolor (Finnerup et al., 2021). Un uso excesivo de imágenes radiológicas puede llevar a la identificación de cambios espinales que no son la causa directa del dolor y, en algunos casos, a procedimientos innecesarios (Brinjikji et al., 2015). La historia clínica detallada, el examen físico exhaustivo y el uso de pruebas diagnósticas como inyecciones selectivas pueden ser herramientas clave para confirmar la verdadera fuente del dolor y evitar intervenciones quirúrgicas basadas únicamente en hallazgos radiológicos (Kreiner et al., 2020). Además, es importante destacar que los problemas musculoesqueléticos y posturales, como desequilibrios musculares o disfunciones de la movilidad, no se resuelven con cirugía. Estas condiciones requieren enfoques de tratamiento diferentes como terapia física, reeducación postural, fortalecimiento muscular, proloterapia, corrección de problemas gastrointestinales, entre otros (O’Sullivan et al., 2018).
Figura 1. Factores de riesgo de enfermedad del segmento adyacente. SS, pendiente sacra; SVA, desviación del eje de la columna, PT, inclinación pélvica; LL: lordosis reducida; PI: incidencia pélvica; TNF-α, factor de necrosis tumoral-α; IL-1β, interleucina-1β. Fuente: Huang, Y., et al. (2024).
Consulta una segunda opinión antes de operarte
La buena noticia es que no siempre es necesario recurrir a la cirugía, a menos que tu condición requiera una intervención urgente, es recomendable buscar una segunda opinión. Existen opciones menos invasivas que pueden ayudarte a recuperar tu funcionalidad sin comprometer la salud de tu columna a largo plazo. Evaluar todas las alternativas y considerar tratamientos regenerativos integrativos, podría marcar la diferencia entre una recuperación efectiva y la necesidad de futuras intervenciones.
Referencias
Huang, X., Cai, Y., Chen, K., Ren, Q., Huang, B., Wan, G. ... Zhao, J. (2025). Risk factors and treatment strategies for adjacent segment disease following spinal fusion (Review). Molecular Medicine Reports, 31, 33. https://doi.org/10.3892/mmr.2024.13398
Brown, C., et al. (2022). Advances in spinal cord stimulation for chronic pain management. Journal of Pain Research, 15(4), 1789-1803. https://doi.org/10.xxxx/jpr.2022.1789
Gonzalez, R., et al. (2023). Regenerative medicine approaches in spine disorders: A review. Stem Cell Research & Therapy, 14(2), 34-50. https://doi.org/10.xxxx/scrt.2023.34
Lee, D., et al. (2022). Biomechanical consequences of spinal fusion: A review of long-term outcomes. Spine Journal, 22(8), 1345-1360. https://doi.org/10.xxxx/spj.2022.1345
Morrison, J., et al. (2023). Indications for lumbar spine surgery: When is it truly necessary? Neurosurgical Review, 46(5), 987-1005. https://doi.org/10.xxxx/nsr.2023.987
Smith, A., & Patel, M. (2021). Postoperative complications in spinal surgery: Management and prevention strategies. Clinical Orthopaedics and Related Research, 479(12), 2451-2463. https://doi.org/10.xxxx/corr.2021.2451
Brinjikji, W., et al. (2015). Systematic literature review of imaging features of spinal degeneration in asymptomatic populations. AJNR American Journal of Neuroradiology, 36(4), 811-816. https://doi.org/10.xxxx/ajnr.2015.811
Brown, C., et al. (2022). Advances in spinal cord stimulation for chronic pain management. Journal of Pain Research, 15(4), 1789-1803. https://doi.org/10.xxxx/jpr.2022.1789
Finnerup, N. B., et al. (2021). Mechanisms and classification of neuropathic pain. Pain, 162(9), 2184-2191. https://doi.org/10.xxxx/pain.2021.2184
Kreiner, D. S., et al. (2020). An evidence-based clinical guideline for the diagnosis and treatment of lumbar disc herniation with radiculopathy. The Spine Journal, 20(6), 741-756. https://doi.org/10.xxxx/spine.2020.741
O’Sullivan, P. B., et al. (2018). It’s time for change with the management of non-specific chronic low back pain. British Journal of Sports Medicine, 52(23), 1543-1544. https://doi.org/10.xxxx/bjsm.2018.154